En Encuentros formales en el jardín el artista revisó las ilustraciones de Miguel Covarrubias encontradas en los archivos de la Casa Barragán, extrayendo detalles de los mismos para convertirlos en una serie de objetos de barro pensados para decorar la casa de Barragán. A diferencia de como se instaló originalmente, en esta ocasión se presenta la serie completa de manera agrupada, correspondiendo con el formato de exhibición adoptado como parte de su instalación Los negros, actualmente en el Museo Jumex. Otro ejemplo del uso de la memoria colectiva en el trabajo de Satorre es Águila ríe donde reaparece el Hokioi, un tipo de águila gigante extinta que existió en Nueva Zelanda y con la que el artista ha estado trabajando de forma intermitente desde el 2013. Por otro lado, aún utilizando el contexto inmediato como punto de arranque, Satorre también incluye en su obra el tema de los relatos próximos a su entorno personal, como en el caso de A veces uso imágenes en mi trabajo que pueden ser vergonzosas para mí, mi familia y mis galeristas. Este cuerpo de trabajo, constituido por dos dibujos en grafito y una escultura de revistas intervenidas obtenidas del archivo personal de su adolescencia, y a partir de las cuales imagina una serie de escenas peculiares habitadas por ratones, responde al contexto en el que originalmente fue presentado: el antiguo garaje del artista David Ireland en San Francisco.
En contraste, el trabajo de ASMA recurre a la mitología, la literatura psicológica, la cultura popular y a los futuros alternos a partir de los cuales, empleando su contrastante lenguaje formal, concibe una serie de personajes híbridos en escenarios y situaciones dotadas de un fuerte simbolismo. En esta ocasión, el dúo presenta un nuevo cuerpo de trabajo que extiende su exploración material. Compuesto por una serie de pinturas de silicón en bajo relieve que giran alrededor de la imagen de una rosa antropomórfica, las obras retratan a este personaje habitando interpretaciones del cliché romántico del que usualmente participa esta flor. A través de la construcción de este imaginario fantástico se materializa un espacio psicológico donde cuerpos con formas insecto-vegetales representan intimidades humanas desde la imaginación sexoafectiva de la adolescencia, mientras que el lenguaje animista del relieve propone un mundo interno enmarcado por objetos que evocan un espacio real, doméstico, industrial y utilitario.
Si bien las estrategias conceptuales propias de la construcción de los proyectos de cada uno de estos artistas tienen características que los distinguen entre sí –como lo son, por un lado, la revisión histórica del contexto local con el que Jorge Satorre trabaja, y por otro, la reproducción por parte de ASMA de un imaginario cuasi-mitológico y fantástico–, esta exhibición pretende poner de relieve el lugar privado en el que sus prácticas encuentran un punto de confluencia.
La apertura de las narrativas a las que recurren los artistas en la muestra, posibilita un contacto y mutua contaminación de las obras, mientras que sus singulares estrategias de trabajo –tanto formales como conceptuales– nos permiten identificar claramente la voz de cada uno de ellos.