Héctor Zamora utiliza objetos cotidianos y componentes estructurales básicos de la arquitectura para intervenir en el espacio público y en el tejido físico de las estructuras construidas. Para la Bienal, el artista cuelga 50 cáscaras de concreto del techo de la Sucrière – evocando el vuelo de las aves en obediencia a las leyes opuestas de las matemáticas que dan a la obra su título: Synclastic / Anticlastic.